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Francesc Miralles: «Para encontrar tu ikigai tienes que salir de la zona de confort y explorar. En el momento en que dejas de hacer cada día lo mismo y empiezas a explorar, la magia se despliega»

Para celebrar el Día del Libro nos sentamos en nuestro Universo Karicia con Francesc Miralles, prolífico autor del sector divulgativo que con su libro, «El Método ikigai», traducido a más de 70 idiomas, se ha erigido como una de las voces con más autoridad del sector de la autoayuda en español. Nos sentamos con él para charlar sobre su trayectoria, sobre cómo empezó escribiendo novela y derivó en la autoayuda, cómo valora el mundo hiperconectado de hoy en día, pero sobre todo, sobre cómo podemos encontrar ese ikigai, ese propósito de la vida que conlleva a la abundancia interior, al amor y a la plenitud.

Tu nombre cada vez está más presente en el mundo del desarrollo personal, sin embargo, eres licenciado en Filología alemana y vienes del sector editorial. ¿Cómo acaba un filólogo en tu lugar?

Siempre digo que una cosa es el camino que tú eliges en la vida y otra el camino que la vida elige para ti. Es algo que pasa en todas las profesiones, del mismo modo que hay mucha gente que estudia Periodismo y quieren ser corresponsales de guerra o trabajar en la sección de Cultura o de Política de un periódico, pero luego terminan contratados en un periódico deportivo y acaban siendo especialistas en fútbol. En mi caso, en Filología Alemana mi especialidad era Kafka pero cuando terminé la carrera empecé a realizar trabajos de traducción, que generalmente me llegaban desde Alemania y eran de libros sobre nuevas psicologías, desarrollo personal, espiritualidad. Hasta que la misma editorial que me encargaba traducciones me contrató como editor, por lo que mi caminó acabó en este campo del desarrollo personal. Actualmente puedo decir que llevo 30 años dedicado a un camino que yo no escogí, pero que me escogió a mí.

Después de un viaje a la India, empezaste con novela juvenil, para luego escribir libros sobre divulgación. ¿A qué se debió este cambio?

Inicialmente, yo quería escribir novela, no tenía pensado escribir ensayo. Y aproveché el viaje a la India, que fue a finales del siglo XX, una época en la que hubo muchos descubrimientos, mucho conocimiento de diferentes religiones y culturas, algo que me pareció muy adecuado para una novela para niños. El primer libro que escribí fue «Perdido en Bombay» y luego una novela juvenil que se llama «Un haiku para Alicia», que ganó un premio. Pero, como yo trabajaba en el mundo de la autoayuda como editor y como traductor, así como escribiendo libros en ese sector bajo pseudónimo, finalmente lo que me pedían los editores era que escribiera este tipo de libros, ya que hay muy pocos especialistas en este campo. Y tardé unos años, pero finalmente empecé a firmar libros de divulgación con mi nombre.

Dejaste tu trabajo socialmente aceptado para ser freelance y poder pasar más tiempo viajando y a tu ritmo. ¿Crees que la sociedad de hoy en día vivimos demasiado dentro de una caja de cerillas?

Yo diría que vivimos con demasiado miedo. Si comparamos los jóvenes de ahora con los de hace cuatro décadas, recuerdo que hacíamos mucha vida en la calle, habían tribus urbanas… no teníamos tanta aprensión como los chicos de hoy en día, que están encerrados en su habitación, «empatallados» y que son muy prudentes, tanto en el buen sentido como en el mal sentido, les cuesta salir de la zona de confort. Esto se transmite también en los adultos. Hay mucha gente que no es que le guste vivir en la caja de cerillas o estar todo el día en casa delante del televisor, sino quizá les da miedo probar otras opciones. Y eso es lo que hace que tengan vidas (sobre todo los jóvenes) casi como de «hikikomori»1 , esa palabra japonesa para los chicos que viven encerrados en su habitación. Por tanto, creo que si no sales de la caja de cerillas, nunca conocerás el verdadero fuego.

Netflix, las pantallas y las redes, ¿ayudan o nos aíslan?

Como cualquier invento o tecnología, se pueden usar para bien o para mal. El problema es que son invenciones muy recientes y que nuestro cerebro reptiliano progresa mucho más lentamente que los cambios tecnológicos, que son muy veloces. Si se utiliza la televisión para ver una película con tu hijo o con tu pareja o para documentarte, es fantástico. Y lo mismo pasa con las redes, que pueden servir para que la gente sepa dónde estarás firmando en Sant Jordi, para enterarte de que ha salido un nuevo libro, etc. El problema es cuando todo esto se consume de forma inconsciente y no elegida. Me explico, la típica persona que ves en el metro haciendo scrolling2 , que en realidad no quiere ver nada sino que está matando el tiempo, y lo está matando literalmente, porque es un tiempo muerto, que no sirve para nada. Aquí el clic viene en darnos cuenta de cuándo estamos mirando las redes o las pantallas por inercia, sin ninguna intención y cuando estamos usando estas tecnologías para algo elegido y consciente. En este segundo caso, su uso es muy positivo.

Si no sales de la caja de cerillas, nunca conocerás el verdadero fuego.

Acabas de publicar tu libro “Viaje a Andrómeda” recientemente, ¿cómo lo presentarías a la comunidad Karicia para que se lance a leerte?

Les diría que es un libro muy entretenido y de superación personal, en el sentido que los protagonistas son dos personas aparentemente con pocas herramientas para manejarse por el mundo, pero que van encontrando su identidad y su camino al amor, que es lo más importante. Es una novela de amistad y de amor, pero que tiene un giro muy importante que la lleva hacia el thriller. ¡Creo que a la comunidad de Karicia le va a gustar mucho!

¿Cómo crees que ayuda la novela al crecimiento personal de quienes la lean?

Como se habla de libros de autoayuda a veces pensamos en no ficción, en fábulas, etc. Pero, en realidad, todos los libros son de autoayuda. Recuerdo cuando era muy joven y leí «El Quijote» me autoayudó, porque, por un lado, es un libro muy divertido, y la evasión es buena para nuestra salud mental, y por otro, está lleno de ideas inspiradoras, sobre la libertad, ir contracorriente, escuchar la propia voz. Por lo tanto, todos los libros tienen ese componente de autoayuda cuando están escritos desde el corazón.

En el caso de «Viaje a Andrómeda», lo he escrito desde mi yo más solitario, de cuando era muy joven, y creo que el libro es una brújula para personas que en un momento de su existencia se sienten perdidas.

A través de la historia de Héctor y Andrómeda planteas el propósito de la vida, sin embargo, muchos viven e incluso mueren sin conocerlo. ¿Cómo encuentra uno su propósito, su ikigai3?

Para empezar, levantándote del sofá, como decíamos antes. Si tú estás todo el día anestesiado, con el móvil, con la televisión, con el ordenador y solo haces esto, es muy difícil encontrar tu propósito. Es lo que digo cuando visito escuelas o institutos, que les digo: «el propósito no os vendrá a buscar al sofá, no os vendrá a buscar a la pantalla del móvil, tendréis que salir a por ello». Este es un proceso de abrirse al mundo, conocer a otras personas, otros lugares, exponerte a nuevas experiencias. Es un proceso de prueba y error, que es el camino de la ciencia. Por lo tanto, para encontrar tu ikigai tienes que salir de la zona de confort, ver lo que hay, abrirse a nuevas amistades y cultivar una mentalidad de explorador. En el momento en que dejas de hacer cada día lo mismo y empiezas a explorar, ahí la magia se despliega.

El problema de las pantallas y de las redes es cuando las consumimos por inercia, sin intención. Cuando las usamos para algo elegido y consciente, son muy positivas.

¿Qué beneficios tiene quien encuentra su ikigai?

Esto lo explicaba muy bien Viktor Frankl, citando al Friedrich Nietzsche, que decía «quien tiene un por qué vivir puede resistir casi cualquier cómo». Las personas con ikigai, con propósito, son más resilientes, justamente porque saben lo que quieren en la vida. Aunque tengan días malos o regulares o las cosas no salgan cómo quieren no se hunden con eso, porque saben hacia dónde van. Yo siempre pongo este símil: «si tú vas en un barco en medio de una tormenta y el timonel no sabe a qué isla o qué tierra firma se dirige, tenemos dos tormentas: la que viene del mar y la mental de no saber dónde vas». En momentos de incertidumbre es muy importante saber dónde está tu destino, tu propósito y tu dirección, porque eso te ayudará a mantener el rumbo en momentos difíciles.

En tu trayectoria no solo hablas de ikigai, también de flow, del cultivo de la pasión. En esta sociedad multitasking e hiperconectada, ¿qué nos aleja de todo ello?

Nos aleja sobre todo lo que decíamos antes: las pantallas, los hábitos no elegidos, el querer estar en todas partes, el FOMO4. Es muy importante empezar a hacer menos cosas, bien hechas y una sola cosa a la vez. Eso es lo que nos da foco, nos da flow y nos da excelencia.

Por último, ¿Qué otro libro tuyo recomendarías a nuestra comunidad que te descubre con “Viaje a Andrómeda”?

Les recomendaría el segundo volumen de mi biografía, que se llama «Escrito en la tierra», donde descubrirán muchas cosas sobre el arte de la escritura, el mundo editorial, la psicología, la espiritualidad, el éxito. Creo que es un libro muy divertido y muy útil para todas las mentes creativas.

  1. Hikikomori es un trastorno que afecta mayoritariamente a adolescentes y jóvenes, y que se caracteriza por un comportamiento asocial ante la sociedad. Estos jóvenes se aíslan del mundo, encerrándose en sus habitaciones un tiempo indefinido, pudiendo llegar a años de encierro. Rechazan cualquier tipo de comunicación y su vida gira solo al
    uso de Internet y de las nuevas tecnologías ↩︎
  2. Scroll o scrolling se refiere al gesto de deslizar hacia abajo u horizontalmente en una aplicación móvil para ver los contenidos que ofrece, a veces de forma infinita. ↩︎
  3. Es un concepto japonés que no tiene traducción literal en español, pero que podría definirse como «la razón de vivir». Según la cultura japonesa, todas las personas tienen un ikigai y encontrarlo requiere de una búsqueda interior, profunda y a menudo prolongada. Se cree que el descubrimiento del propio ikigai comporta el sentido de la vida y la satisfacción consigo mismo de cada individuo. ↩︎
  4. Término que proviene del inglés «fear of missing out» y que se refiere al síndrome del temor de perderse cosas y de pensar que otros puedan estar viviendo experiencias más gratificantes. Es un tipo de ansiedad social que se caracteriza por un deseo de estar siempre hiperconectado y ven qué hacen los demás.​ ↩︎

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