Tu piel, tu espejo interior
El estrés, la mala alimentación, la vida sedentaria y hábitos nocivos como el consumo de tabaco y alcohol afectan a tu organismo, pero también a la belleza de tu piel. Como el órgano que es, tu piel necesita cuidados y mimos, pero no solo a nivel externo sino también debes cuidar tu piel desde el interior. Tomarte un momento para parar y observar aquellos hábitos de tu vida diaria que puedes cambiar para mejorar la salud de tu piel, es vital para recuperar una piel no solo bonita, sino también repleta de salud.
¿Qué hábitos de rutina facial y corporal llevas a cabo en tu día a día? ¿Cómo cuidas tu cuerpo y tu mente? ¿Alguna vez te preguntas por qué haces lo que haces en el cuidado de tu piel? ¿Crees que hay acciones en tu vida que repites una y otra vez? ¿Hace cuánto que las repites? ¿Te has cuestionado en algún momento la posibilidad de cambiarlas?
No solo en el cuidado de la piel, en nuestro día a día en general tenemos miles de hábitos adquiridos, que repetimos día a día sin ni siquiera preguntarnos por qué: simplemente lo hacemos de manera automática.
El ritmo de vida tan rápido que llevamos, a veces no nos deja tiempo suficiente para dedicarnos a ver cómo nos encontramos física y mentalmente. Hay momentos en los que necesitamos parar un momento y dedicarnos a observar nuestras emociones, sentimientos, qué nos falta, cómo nos alimentas, cómo nos divertimos, cómo nos vemos y cómo descansamos y respiramos. ¿Te preguntas qué puede hacer para tu piel este parón para observarte? Un cuerpo agotado, las malas digestiones o una emoción contenida durante mucho tiempo, pueden afectar a la buena salud de tu piel, haciendo que esté visiblemente opaca, deshidratada y tenga aspecto envejecido y cansado. Aprende a cuidar tus hábitos interiores para cuidar de tu piel.
Cuidar tu interior para equilibrar tu exterior
Tu piel es un órgano que delata todo lo que pasa en tu mundo interior. Revela nuestros excesos y carencias, por lo que debemos aprender a leer este libro llamado piel, que nos enseña cómo ser más equilibrados, más conscientes de nuestra realidad y más capaces de cambiar hábitos que no nos están dando más que problemas.
No busques soluciones rápidas que den cambios inmediatos en tu piel: busca cambios duraderos que equilibren tu cuerpo, tus emociones y tu energía, solo así obtendrás los beneficios deseados. A través de los cambios que tu piel manifieste, conseguirás ver en tu interior una transformación positiva. Todos buscamos la salud y el bienestar y podemos utilizar la piel como brújula que nos marque el camino.
Al observarla podemos ver granitos, marcas, poros abiertos, capilares alterados, inflamaciones, verrugas, manchas, descamación, cúmulos grasos y un largo etcétera de desequilibrios que nos indican que algo no va bien. Acudir a una profesional que te oriente y te ayude a poner remedio a estas alteraciones de forma correcta es una opción positiva, real y certera para empezar a cuidar la piel desde el interior. Sus recomendaciones de cuidado y rutinas a seguir, son un primer paso imprescindible si queremos mejorar nuestro bienestar exterior. Al realizar estos cambios estamos realizando un esfuerzo que tiene una recompensa casi inmediata, algo que nos obliga a seguir cambiando y mejorando hábitos no saludables por otros que, rápidamente, hacen que nos sintamos mejor de interna y externamente.
El primer paso está en la alimentación
La alimentación es uno de los primeros cambios a mejorar para mejorar la salud de la piel desde el interior, empezando a reducir la cantidad de grasas y azúcares refinados y lácteos, y aumentando el consumo de frutas y verduras, cereales integrales y probióticos. Aumentar la ingesta de agua es también una sencilla forma de mejorar tu salud, ya que muchas veces solemos tomar todo tipo de líquidos diversos, olvidándonos de que solamente el agua consigue que nuestros órganos y nuestra piel estén bien hidratados. La luminosidad, la disminución de arrugas, el aspecto más terso y la hidratación de la piel son aspectos rápidamente visibles con estos cambios alimenticios.
La vitalidad está en el descanso
Un descanso adecuado es imprescindible para mejorar nuestra salud física y mental. Durante el descanso nocturno empieza la puesta en marcha en el organismo de diversos procesos:
- Nuestro reloj biológico, nos conecta con nuestros órganos internos, para armonizarnos y equilibrar sus funciones. Antes de medianoche realizamos procesos de oxigenación, circulación y digestión. Si hasta la 1 de la madrugada dormimos profundamente, mejoramos el funcionamiento de la vesícula biliar. Hasta las 3 de la madrugada es nuestro hígado el que pasa por esta fase de desintoxicación, siempre y cuando, nos encontremos en un momento de sueño profundo. Entre las 3 y las 5H, tiene lugar la limpieza de los pulmones y de 5 a 7H ocurre la desintoxicación del intestino grueso. Todos estos procesos de limpieza y depuración no se dan de forma correcta si interrumpimos el sueño, algo que afectará directamente al aspecto de nuestra piel, a la sobrecarga de toxinas que puede tener, a su deshidratación y a la aparición de granos, abcesos, exceso de grasa y puntos negros.
Respirar para oxigenar la piel
Otro hábito que debemos incorporar es aprender a respirar. Esta función tan importante para nuestro equilibrio, oxigenación, regeneración celular y vitalidad de nuestros órganos y sistemas.
Ritual Hot Towel Scrub: empieza a cuidarte desde el interior
¿Cómo empezar a introducir estos nuevos hábitos en tu vida? Te damos un consejo para disfrutar de tu cuerpo, reconocerlo y hacer que se sienta mejor, que puedes realizar en los momentos de descanso laboral: se trata del ritual llamado Hot Towel Scrub (exfoliante con toalla caliente).
Necesitas:
Agua bien caliente
1 toalla pequeña tamaño tocador
3 gotitas de tu aceite esencial preferido (si no sabes cual elegir comienza por el aceite esencial de lavanda).
Si tienes una lámpara de sal, enciéndela y apaga la luz.
Coloca en un recipiente el agua caliente y mezcla 10 gotas de aceite esencial de lavanda con sal marina. Seguidamente, añade la sal marina con el aceite esencial al cuenco del agua e introduce la toalla. Cuando puedas tocarla sin quemarte, exprímela y empieza a pasarla por todo tu cuerpo con movimiento circulares y visualizando que estás limpiando no sólo las impurezas de la piel, sino también la energía negativa, los pensamientos tóxicos y toda la sobrecarga que llevas encima. Comienza desde los pies y ve subiendo poco a poco. Cada parte del cuerpo por separado, cuando termines el pie vuelve a mojar y exprimir la toalla antes de ir a la pantorrilla y así sucesivamente hasta que llegues al cuello. Cuando hayas llegado a la zona del rostro, utiliza otra toallita diferente.
Con esta práctica recuperarás una sensación cálida y agradable, que permite mejorar la salud y bienestar de tu cuerpo y tu mente.
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